lunes, 11 de agosto de 2014

La legalización del saqueo



 (Foto: Presidencia)


Por Gustavo Godínez
@escupeletras

Hoy Peña Nieto terminó el ciclo de aprobación de la Reforma Energética. El 12 de agosto de 2013 presentó su iniciativa. El 12 de diciembre del mismo año, al amparo de la guadalupana, se consumó la reforma constitucional que avalaron en cascada y en tiempo récord los congresos estatales unos cuantos días más tarde. Los foros para las leyes secundarias se empataron con el Mundial y días después se aprobaron las 12 legislaciones “regulatorias” en menos un mes. El PRIAN regaló a los ciudadanos una nueva deuda pública para zanjar su histórica mala administración y colgó el billonario pago de los pasivos de Pemex a los ciudadanos. Hoy, justo un día antes de cumplirse un año de la presentación de la iniciativa presidencial, el mismo Peña promulgó las legislaciones secundarias que terminan de dar forma a la infamia; 364 días tardó EPN en privatizar el petróleo de todos los mexicanos. Pero la Reforma Energética no es otra cosa que la legalización del saqueo y el despojo de los recursos de la nación, de la aniquilación de la soberanía nacional.

El objetivo está cumplido. La tarea principal encomendada a Peña Nieto por las élites que lo pusieron en la silla presidencial está resuelta: entregar los recursos energéticos de México a sus manos. Está tomado ya el último bastión de independencia que le quedaba al país después de la gran ola de privatizaciones emprendida en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
De ahora en adelante, el peñismo tomará un perfil más bajo. Vendrán probablemente reformas al sector salud y al campo, que serán sólo el bonus después de haber satisfecho a las corporaciones internacionales con la madre de todas las reformas. Se pierde la soberanía energética para complacer a un puñado de capitalistas. Las nuevas leyes energéticas sólo dejarán más pobreza, desigualdad y devastación.


Sin importar que todo el papeleo esté consumado, no hay que perder de vista 10 puntos sobre la Reforma Energética.

1.- México NO necesita más petróleo del que actualmente produce. EU y Europa son los necesitados de petróleo, es decir la Reforma Energética que propuso EPN y que el PRI y el PAN concedieron no responde a los intereses de México, sino a los de las grandes petroleras y las potencias económicas urgidas de combustible. Se pierde la oportunidad de ser en el futuro un país protagónico en el manejo de los recursos energéticos, pues el control ya no estará en manos del Estado Mexicano, sino en las corporaciones petroleras del extranjero.

2.- Con un rediseño fiscal equilibrado y una optimización administrativa y de operación bastaba para solventar el retraso y las carencias de Pemex, no era necesario un cambio constitucional ni la apertura al capital privado. Aceptar esta reforma es aceptar implícitamente que México es incapaz de aprovechar con eficacia sus recursos energéticos de manera independiente, que para salir adelante necesita forzosamente de agentes privados que saquen tajada de un recurso público que no les pertence y dicten el rumbo a seguir. Un gran error.

3.- Con un programa de transferencias tecnológicas hubiera bastado para traer el equipo y conocimiento necesarios para explorar aguas profundas y realizar demás operaciones complicadas (pero no imposibles, como se quiere hacer ver) sin permitir el ingreso de capitales privados.
  
4.- Por más que se empeñen en negar la obvia privatización del petróleo, ahora las empresas privadas tendrán la mayor tajada de la renta petrolera, un recurso que era de los mexicanos y no se compartía con ningún agente externo. 

5.- Las corporaciones petroleras son tan voraces que será imposible controlarlas. Dejarán a su paso destrucción del ecosistema y pobreza entre la gente. 

6. Antes que limpiar la corrupción de Pemex, EPN y compañía prefirieron privatizar, lo que aumentará la podredumbre. Deschamps, intocado.

7.- Se ha reconocido ya que no bajará el precio de la gasolina, y que los precios de la luz y el gas tardarán muchos años en bajar, mientras eso sucede los precios seguirán subiendo, es decir, los precios bajarán sólo un poco después de haber sufrido incrementos durante varios años (si es que de verdad alguna vez bajan). Un engaño.

8.- No existe en México un solo caso de privatización que haya beneficiado a la sociedad en general, sólo a los capitalistas inversores. No será diferente con ésta privatización, incluso será peor porque se trata de un recurso estratégico que ha aportado históricamente el 34% del presupuesto de la nación.

9.- El impulso a la energía solar y eólica disminuiría la contaminación y serviría para ahorrar en muchos gastos en infraestructura y administración, pero casi ni se menciona.

10.- La advertencia: entre más tiempo pase de la privatización, más complicado será sacar a las empresas que se asienten en el país. Se aferrarán como un perro hambriento a su hueso. Con una consulta popular, con una nueva reforma o como sea, pero es necesario revertir esta gran estafa.