jueves, 15 de mayo de 2014

La campaña negra contra la educación pública

(FOTO: ESPECIAL)


Por Gustavo Godínez

Twitter: @escupeletras



El magisterio en México cumple con la función primordial de formar académicamente a las nuevas generaciones, preparándolas para los retos de la vida y el trabajo diario, sin embargo, en los últimos años ha sido víctima de una campaña que busca debilitar la educación pública para que el sector privado gane terreno paulatinamente.

La información dada a conocer el 14 de mayo por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) sobre las variadas irregularidades que hallaron al examinar las nóminas del magisterio en el país reveló que persisten los abusos por parte del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), así como de las autoridades estatales y federales.
Entre lo más destacado de la información divulgada por el IMCO fue que al menos 70 personas ganan más que el presidente de la República, los cuales tienen un salario mayor a los 193 mil 458 pesos mensuales, sin contar prestaciones, bonos y/o aguinaldo, mientras que el titular del Ejecutivo federal percibe 120 mil pesos al mes; sólo 25 de ellos trabajan en escuelas y sólo siete lo hacen en escuelas consideradas de excelencia.
Otra de las anomalías que causó revuelo fue el hallazgo de los llamados “maestros Lupitos” en el estado de Hidalgo, donde mil 440 registros de personas tienen fecha de nacimiento el 12 de diciembre de 1912, es decir, tienen más de 100 años de edad, y cuyos salarios al trimestre le cuestan 31 millones 807 mil 948.79 pesos al erario público.

Pero, al igual que en otros de los variados escándalos que han envuelto al magisterio en los últimos años, en muchos medios de comunicación se presenta a los profesores como los culpables de las groseras irregularidades, como “los malos” de la película; se refieren a las personas insertadas en la nómina como “maestros”, cuando en realidad no lo son. Es evidente que no se trata de profesores, sino de protegidos de los grupos de poder que fueron clavados en los registros para devengar un salario que no han desquitado, aviadores, pues.

No se trata de defender lo indefendible. No es la primera vez que en la prensa se revelan casos como éstos. Es usual hallar a familiares y amantes de líderes y funcionarios, periodistas alineados y alfiles políticos como aviadores en Hidalgo y en muchas otras entidades. Desde hace muchos años el SNTE y la SEP en todo el país mantienen a miles de aviadores en la nómina con el visto bueno, o cuando menos la vista gorda, de los gobiernos estatales y el federal.
Claro que hay que denunciar estos casos y cualquier otro que represente un abuso, claro que hay que exigir a las autoridades que acaben con la corrupción en la SEP, pero este discurso no debe de ser utilizado para debilitar la educación pública. Es notorio que muchas de las “OSC” que denuncian la corrupción en la SEP no buscan eliminarla, sino privatizar la educación. Cuidado.

El discurso predominante en muchos medios de comunicación y las OSC que se supone pugnan por una educación de calidad se retrata al magisterio en general como un gremio consentido que hace muy poco a cambio de mucho. Se pierde de vista que no todos los profesores devengan salarios de lujo, que muchos de ellos, especialmente en las zonas rurales, tienen un salario muy bajo. Se pierde de vista que los casos de corrupción que se dan a conocer son protagonizados siempre por los líderes charros y por las propias autoridades educativas, pero es usual que se etiquete en general al problema como “los maestros”.
Se pierde de vista que la gran mayoría de los profesores se encuentra en las aulas. Poco o nada tienen que ver los millones de maestros que asisten diariamente frente a grupo con la colección de privilegiados por la corrupción de las cúpulas de poder.

Un discurso similar se utilizó durante el cabildeo de la Reforma Educativa del 2013. Cuando miles de maestros que se manifestaron para proteger sus derechos laborales fueron retratados como revoltosos a los que poco les importaba la calidad de la educación, aunque muchas de sus peticiones eran legítimas.
A pesar de las recomendaciones de expertos en materia educativa que señalaban la necesidad de una Reforma Educativa formativa que llevara de la mano a los maestros a la mejora continua, el gobierno federal y el Congreso de la Unión optaron por una reforma punitiva que castiga derechos laborales. Finalmente se aprobó una reforma que deja intactos los programas de estudios y las estrategias educativas y en la que el Estado no se compromete a nada, no mejora salarios y prestaciones, no garantiza planteles dignos y, sí, se dan los primeros pasos a la privatización.

La organización Mexicanos Primero es una de las que más empeño ha puesto en señalar las irregularidades del sistema educativo nacional, pero más aún en el desprestigio del magisterio. Su presidente, Claudio X. González, cofundador de la Fundación Televisa, expresidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, miembro del comité del programa Bécalos (que aprovecha la buena intención de la gente en el redondeo) y entusiasta impulsor de las privatizaciones en el país ha sido un furibundo crítico del sistema educativo mexicano.
Imposible resulta creer que una institución que es apéndice de Televisa, empresa que por años ha lucrado con la ignorancia y desinformación, esté realmente interesada en el fortalecimiento de la educación pública en México. Simplemente es que han encontrado en el sector educativo una oportunidad de negocio.
   
El objetivo de esta estrategia de desprestigio es claro: insertar en la población en general la idea de que el sistema educativo público y gratuito del país no funciona, que no tiene remedio y que los culpables son los maestros que se resisten a las mejoras. Esta idea permitiría ganar espacio en el sector educativo a las empresas privadas. La mayoría de las “OSC” que denuncian corrupción en la SEP no buscan sanearla y fortalecer la educación pública y gratuita, sino imponer a mediano y largo plazo un modelo privado que les rinda dividendos.

No se trata de tapar el sol con un dedo. Al modelo educativo mexicano le urge una reestructuración que lo saque del atolladero de los últimos lugares del mundo, esta necesaria reestructuración tiene que ir mucho más allá de lo que plantea la pobre Reforma Educativa del año pasado, que más bien resultó ser una reforma laboral para maestros que poco aportará a la mejora de la calidad y mucho afectará a los derechos de los docentes. Son necesarias nuevas estrategias, pero de nada sirven las campañas negras que culpan de todos los males al magisterio.  
  

Todos los esfuerzos reales para mejorar la educación pública y gratuita deben ser aplaudidos, todas las denuncias de corrupción en la SEP y el SNTE deben ser escuchadas y resueltas, pero, ojo, hay que tener cuidado con los que agitando la bandera de la mejora educativa buscan convertir lo público en privado. 

jueves, 1 de mayo de 2014

La importancia del Día del Trabajo

ESPECIAL


@escupeletras

El Día del Trabajo es importante porque es un recordatorio, un día para visualizar la lucha por los derechos laborales y la justicia social. Hacer conciencia. 

Hace falta entender que del trabajo surge la riqueza que hace que el mundo entero se mueva. Es justo entonces que la riqueza se reparta equitativamente entre los que la generaron.
Por ello, este día trata de reivindicar el derecho de los trabajadores a recibir lo justo por su labor y de conservar y ampliar las garantías que han costado lucha, esfuerzo, sudor y sangre durante siglos. Impensable dar pasos atrás.

El que piense que el Día del Trabajo es la defensa del sindicalismo charro no entiende nada. No se trata de defender ni solapar a aquellos dirigentes sindicales que traicionan el alto honor y responsabilidad que se les encomendó con su corrupción y sus excesos. Se equivoca también el que piense que este día es para hincarse ante el patrón para pedirle migajas.

Hacer conciencia. Seguimos en la pugna constante entre aquellos que se niegan a perder sus privilegios y fortunas construidos con el esfuerzo ajeno y aquellos que son despojados de esas cuantiosas ganancias que su trabajo genera.

Formar obreros dóciles que trabajen mucho por poco y sin pensamiento crítico. Nulificar la conciencia popular sobre la explotación ejercida en su contra y el derecho a ganar lo justo por el trabajo realizado. Fortalecer la nueva esclavitud eliminando periódicamente derechos laborales básicos. Privatizar gradualmente los servicios que antes eran públicos. Normalizar los extremos de la opulencia y la miseria. Entregar la riqueza de la nación, de todos, a las manos privadas de unos cuantos. Hacia allá va todo eso que llaman las “reformas estructurales que el país necesita”, por ello es que hoy más que nunca es importante hacer conciencia entre la clase trabajadora del campo y de la ciudad ante un gobierno empeñado en depredar al país y a su gente.

Hacer conciencia de clase. No sólo se trata de acceder a un ambiente laboral seguro, jornadas y descansos razonables, un ingreso justo, vivienda digna, seguridad médica y jubilación, la última meta de la lucha trabajadora es la de socializar los medios de producción, pues es el única forma en la que se puede lograr la repartición equitativa de la riqueza y la erradicación de la desigualdad económica que impera en las sociedades actuales.

Nada se mueve sin los trabajadores. Nada. Si algo se ha comprobado en la historia de la humanidad es que en la ecuación de la productividad sobra el patrón. Una fábrica puede funcionar sin un patrón, pero nunca sin trabajadores. Sobran los acumuladores de fortunas, los especuladores, los señores del despojo, los mercenarios del capital. 

Las manos de los trabajadores son las que producen la riqueza. En esas manos debe quedarse.